«En este poema, Roque Dalton describe el ser salvadoreño, y entre sus líneas nos describe como ‘los tristes más tristes del mundo’”
Por Mirna Martínez*
Puesi, el asunto es que según un estudio realizado el año 2011 en 148 países, El Salvador está entre los tres países más felices del mundo. El sondeo, realizado por la encuestadora Gallup, entrevistó a alrededor de 1,000 personas en cada país. A las personas se les entrevistaba sobre su sensación de bienestar, sobre qué tanto habían reído o sonreído ese día y otras cosas así. Desde que escuché esa noticia recordé el Poema de Amor de Roque Dalton, que forma parte de su libro Historias Prohibidas del Pulgarcito (publicado en 1974, un año antes de su asesinato). En este poema, Roque Dalton describe el ser salvadoreño, y entre sus líneas nos describe como “los tristes más tristes del mundo”. ¿Qué pasa entonces con el estudio de la Gallup? ¿Es que hemos cambiado tanto las y los salvadoreños? ¿Qué pasó para que ahora estamos entre los tres países más felices del mundo?
Les propongo repasar algunas otras afirmaciones del Poema de Amor. Vamos a ver…. inicia con aquelllo de “Los que ampliaron el Canal de Panamá (y fueron clasificados como “silver roll” y no como “gold roll”)”. ¿Hemos cambiado? Yo no lo creo. Aunque ahora los estadounidenses contraten la mano de obra salvadoreña no en Panamá sino en los propios Estados Unidos, seguimos siendo tratados como “silver roll” (esto de silver roll y golden roll era la expresión de segregación entre los que trabajaban en el canal: golden eran estadounidenses con poder, silver eran los otros, y desde luego, entre ellos, los salvadoreños).
Sigamos con otras afirmaciones para ver posibles cambios: “las que llenaron los bares y los burdeles /de todos los puertos y las capitales de la zona” Aunque ahora la trata de personas se extiende por toda Centroamérica, no es raro encontrar noticias sobre jovencitas salvadoreñas rescatadas de burdeles ubicados en la zona de tránsito desde El Salvador hacia Estados Unidos; y esto nos lleva a otra descripción de Roque sobre el ser salvadoreño: “los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera” ¿Hemos cambiado?. Antes de decidir, habría que pensar en todos los compatriotas que han muerto tratando de llegar al Norte, ya sea a manos de ladrones,de los mismos “coyotes”, por el tren de los migrantes (o tren de la muerte), por los cárteles… tantos riesgos, tanta muerte para los salvadoreños, para ”los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo“, que aunque ahora esa cualidad se llama “espíritu emprendedor”, sigue siendo la misma actitud que siempre hemos tenido las y los salvadoreños.
El Salvador y su felicidad
Concurso Miss Universe en El Salvador (foto de archivo de El Diario de Hoy)
Ya en 1975, con ocasión del concurso Miss Universo en El Salvador, el coronel Arturo Armando Molina (presidente de turno delegado por la dictadura militar), declaró a El Salvador como el país de la sonrisa. Ese mismo año, en el mes de mayo murió asesinado el poeta Roque Dalton; ese mismo año (unas cuantas semanas antes del afamado concurso), ocurrió la masacre de estudiantes universitarios (30 de julio); la masacre de Las Tres Calles en Usulután (21 de junio), y otros hechos que anunciaban una guerra civil inevitable en el país.
Por desinformación o por lo que sea, las y los salvadoreños sonreímos en 1975 ante las representantes de belleza visitantes. Las cámaras del mundo pudieron así dar testimonio de que El Salvador era “el país de la sonrisa“.
Desde 1975 a la fecha, hemos vivido una guerra, tres grandes terremotos, el magnicidio de Monseñor Romero, la ruptura de familias por la migración, la violencia de las pandillas, crisis económica, impunidad, etc, etc. y ¿aún así somos el tercer país más feliz del mundo? ¿Por qué tenemos esa capacidad de reir?.
Pareciera que esa frase con la que nos describió Roque Dalton ya no tuviese ninguna vigencia, ¿verdad?. Pues aunque parezca contradictorio, yo creo que seguimos siendo los tristes más tristes del mundo.¿Por qué? pues porque es verdaderamente triste sonreír en un país en el que uno no sabe si regresará a sucasa (por la violencia que impera), en el que la gente debe ir sobreviviendo el día con lo que logre rebuscar, con gente buscando comida en la basura, en el que niños y niñas no pueden jugar libres en las calles, en que la contaminación nos carcome la vida, con calles que cada día rebalsan de los mejores hacelotodo y vendelotodo; ¿no es eso triste?.
¿No es triste tratar de olvidar nuestros problemas y para ello sonreír? ¿no es triste que en lugar de exigir nuestros derechos, nos pongamos a sonreír?. Para mí,sí es triste, pero quizá es la manera que hemos encontrado para lograr subsistir. Hasta he llegado a pensar que, para el ser salvadoreño, la risa (indicador supuesto de felicidad,) es directamente proporcional a nuestros problemas.
Yo río todos los días. Yo me siento satisfecha de lo que hago, todos los días. Pero, todos los días miro mi entorno y comprendo que a pesar de sentirme feliz, formo parte de ese gran ejército de salvadoreños que simplemente somos, como bien dijo el Poeta: los tristes más tristes del mundo.
(*) Tomado del Blog «Puesiesque»