Poema para Roque Dalton por el escritor Pedro Sarduy
Por Pedro Sarduy *
Ilustración de Allan McDonald
La otra noche nos habíamos encontrado
con Darío en Varadero
y comimos hasta que se nos acabó la poesía que llevamos…
y eso es mucho decir.
Con tu salvador acento
cantamos en aquel grupo que formamos
y que tú llamaste Los Babosos,
Nancy, Thiago, Enrique, Roquito y nosotros dos.
Los muy güevones te jodieron, Roque,
y bien jodido.
Pero, ¿sabes una cosa?
No entiendo todavía por qué te dejaste atrapar.
Acaso la memoria me traiciona
con tu sonrisa recostada a la ironía,
que regresó al instante en que verifiqué
cómo te atraparon;
sólo a un tipo como Roque se le ocurre morirse así.
¡Así cómo…!
Ahora, los demás, los que te quedamos vivos
y supimos lo verdadero en tu dimensión,
te escribimos un poema o te hacemos simplemente nada
porque no podemos (¿darte por muerto…?)
Ni un verso pude escribirte cuando ya era imposible
renunciar a lo que durante semanas fuera
el turno del ofendido.
¿Cómo darte por muerto?
¿Lo hubieras hecho tú?
Lo mejor que pude hacer fue decirme una sola vez,
en voz baja,
que te hicieron trampas, Roque
porque eres demasiado para tan poca muerte.
Sí, eras demasiado, Roque.
Te revolcaste con la Muerte demasiadas veces.
Me hubieras respondido con tu sonrisa de lado
y acento salvador: \\\»Mira, Pedrito… no te apures…
los muyjosdeputas me jodieron esta vez…
Vayamos a ver quién pega más duro la próxima…\\\»
Sí, Roque… pero
aquí estamos todos nosotros,
suficientemente incómodos porque te fuiste así,
de pronto, sin decirnos nada.
Como si me hubieran tejido la muerte
en borrosas auroras -pienso que me dirías-;
pasando de mano en mano, en elegía de burlas,
clavado de garfios en cada resto de piedad,
Naciendo apenas, te digo
(*) Este poema fue publicado en el blog de Pedro Sarduy.