Roque Dalton vrs. José María Lemus

 

Testimonio de Manuel Reyes, compañero y amigo de Roque Dalton en la época de las luchas universitarias contra las dictaduras

 

Por Manuel Reyes (*)

Diciembre de 1959: el reciente desfile tradicional del 15 de ese septiembre, fue echado a perder por indignadas protestas populares contra el régimen, encabezadas por los estudiantes universitarios. Como es sabido, con este desfile se conmemora en El Salvador el aniversario de la independencia de España, servía entonces también para celebrar «la democracia» del desgobierno del coronel José María Lemus, presidente y digno representante de la dictadura militar que por ese entonces llevaba ya 27 años con el poder político, reprimiendo al pueblo pero sirviendo a la oligarquía y al imperio.

El hecho puso furioso al coronel Lemus, justamente apodado «caldo de vidrio», mote puesto por sus mismos compañeros, y, quien –dicho sea de paso– era fama en el ejército que en enero de l932, siendo teniente, se defeco en los pantalones cuando marchaba con las tropas enviadas a occidente a masacrar a los campesinos; tropas –también entre paréntesis— mandadas por el gran asesino «chaquetilla», José Tomás Calderón, nazi y general, abuelo de Armando Calderón Sol, desgraciadamente presidente no hace mucho de nuestro país.

Bien, vuelvo al principal objetivo de estas deshilvanadas líneas, relatar una de las tantas anécdotas que comprueban el valor nunca desmentido de Roque Dalton y su ingenio. Lemus, haciendo honor a su mote, se puso más que furioso por la acción popular y ordenó al juez –La «Gallina Lara»—que para que Lemus pudiera ser presidente, lo declaró salvadoreño cuando era sabido que era hondureño, que encarcelara a Roque, quien por lo cual ya se encontraba en la penitenciaría. David Luna –abogado de Roque– y yo, aprovechando que casi era Navidad, fuimos a verlo. El director del penal era un coronel cuyo nombre se me escapa, quien nos permitió hablar con Roque, siempre que fuera en su despacho y presencia.

Llevábamos un pastel y una botella de whisky escoses, que obligadamente compartimos con el coronel. Nos habíamos recetado dos tragos, cuando sonó el teléfono y el coronel fue a contestar, momento que aprovecho Roque para darme una cuartilla en la que le contestó a Lemus, su dislate que fue publicado: «está preso por ser un niño malcriado». Llévenlo al «Diario de Hoy» me dijo (había que aprovechar la rabia que el siempre cavernario viera altamirano, tenía contra el gobierno porque habían hablado de impulsar un «plan campesino», que por supuesto no se concretó, pero su simple enunciado era «comunismo puro» para la eterna y bestial ideología de de ese periódico). el coronel terminó de hablar y prácticamente nos despidió, quedándose con el pastel y la botella de whisky. No resisto contar lo que nos dijo cuando le dimos las gracias por su amabilidad: «No hay de qué, hoy por ti mañana por mí». Como que estaban temerosos por el triunfo de la Revolución Cubana!
Bien, la carta fue publicada; en ella Roque se burlaba de «caldo de vidrio», diciéndole que «siendo él un niño malcriado, porque no le fue a dar la queja a su mamá, en vez de exhibir tan tristemente al poder judicial»…

(*) Columnista ContraPunto

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *