Por Cristina Amaya*
Entrevista al escritor salvadoreño Manlio Argueta, amigo de Roque Dalton
SAN SALVADOR – El pluridisciplinario Roque Dalton es recordado como un hombre muy sencillo, humanista e
inclaudicable en sus convicciones e intereses.
Dalton que desde muy joven se inició en su formación académica y profesional es considerado uno de los poetas
más grandes e influyentes de El Salvador.
ContraPunto conversó con uno de sus amigos y compañeros de estudios y de tertulias, Manlio Argueta, novelista
y actual director de la Biblioteca Nacional, quien alberga en su memoria un sin fin de experiencias agradables y
momentos vividos junto al inolvidable Roque Dalton.
¿Cómo se formó el Círculo Literario Universitario, al que Roque y usted pertenecieron?
La iniciativa fue de Roque, él formó el Círculo junto con Otto René Castillo, un poeta guatemalteco. Estaba bien
jovencito en ese momento, tenía menos de 20 años, allá por el año 1956.
Éramos estudiantes de la Universidad de El Salvador y la fuerza del Círculo estaba en la Facultad de Derecho,
todos estudiábamos Derecho, aunque después unos siguieron y otros estudiaron otra cosa.
Yo era un desconocido en San Salvador, pero gané dos premios de poesía y eso me permitió conocer a Roque. Él
junto a Roberto Armijo, otro poeta que integraba el Círculo, me buscó en mi casa para conocerme y entonces ahí
me integré.
¿Qué les motivo para crear el grupo literario?
La motivación es la que se trae desde los colegios, iniciamos el grupo en el segundo año de Derecho y la idea era
promover la estética literaria de que el escritor es una conducta social, una estética que promovió mucho Miguel
Ángel Asturias a quién Roque y Otto conocían, Otto por ser guatemalteco y Roque porque Asturias era embajador
en El Salvador en 1954. Así se fue perfilando el Círculo con la idea de promover que el escritor responde a una
conducta social.
Y así se fue integrando el Círculo con otros poetas y se saltó a decir que era la Generación Comprometida.
Teníamos un compromiso con la sociedad, que nuestra conducta social tenía que ser a favor del pueblo. Éramos la
Generación Comprometida por 1950 y 1956 promovida por Ítalo López Vallecillos y junto a Roque Dalton con su
Círculo Literario, que era sólo un grupito sin muchas pretensiones.
Éramos unos 25 compañeros a los que Roque convenció de hacer actividad cultural dentro de la Universidad,
fuimos organizadores de foros, mesas redondas de premios, lideramos la Organización de Premios Literarios
Centroamericanos Universitarios, ganábamos premios nacionales. Roque era un líder nato por naturaleza y con
amplia formación académica, había conocido otros contextos, cuando formó el Círculo ya había estado en Chile y
México.
Tuvimos un crecimiento rápido pero luego dejamos de hacerlo, ya en 1959 y 1960 muchos se van al exilio. A
Roque lo capturan y entonces ya ahí empieza “Cristo a padecer” como dice la gente, comenzamos a sufrir
persecuciones, no nos aguantaron ni cinco años.
¿Cómo era Roque como compañero?
Era muy bromista, manejaba mucho una cultura literaria más allá de lo nacional, era un líder intelectual bastante
destacado y estamos hablando de cuando tenía apenas 21 años de edad, él ya comenzaba a destacar un
pensamiento crítico y propuestas hacia el Estado. Me recuerdo que había hecho una propuesta sobre la educación
en El Salvador, él a muy temprana edad ya estaba promoviendo cómo se debía mejorar la educación en el país.
Yo lo admiraba desde ese punto de vista. Roque tenía una sistematización más profunda y eso le permitía tener
ese liderazgo de tipo intelectual. ¡Ah! y bueno, hacíamos bohemia, nos echábamos unos tragos. Había un bar que
se llamaba Chalos Bar, que era lo más distinguido en la época y ahí nos reuníamos los poetas. Ahí pasaba Roque,
porque cerca trabajaba en el radio periódico. En esa época todo estaba ubicado en San Salvador y todo quedaba
cerca.
Roque tenía una gran vitalidad, se casó muy joven, siempre estudiaba y trabajaba y departía con nosotros. Yo
recuerdo que le decía: ¿Roque, cómo es posible que estudias, trabajas, escribes, lees, eres de fiesta y bohemia? ¿A
qué horas lees?, porque era muy notable el bagaje cultural y literario que tenía, a mí me sorprendía y lo
admiraba mucho por ello.
¿Cuénteme alguna de las anécdotas que vivió con Roque?
La que siempre me recuerdo es cuando un día fuimos a un bar que se llamaba “El Paraíso de Adán y Eva” y que
Armijo nos había dicho que él nos iba a invitar. Él era el poeta más pobre, tenía muchas limitaciones de tipo
económico, pero esa vez dijo: ¡Yo invito! Y nosotros dijimos: ¡ah, vaya!, al fin Roberto nos vas a invitar.
Empezamos a tomar, pero de pronto Armijo ya se había dormido y nosotros quisimos irnos, pero no andábamos
dinero para pagar y comenzamos a registrar a Roberto, pero para sorpresa él no andaba nada de dinero, pero ni
un centavo.¡Este baboso entonces nos enganchó!, decíamos nosotros, y recuerdo que Roque algo enojado, pero no
era que se enojara en serio porque siempre se enojaba así con humor, tuvo que dejar un reloj de oro que andaba,
luego ya veníamos en la calle y a Roque no le pasaba.
Mirá Armijo tuve que dejar mi reloj, ¡nos enganchaste!, le decía Roque, ¡perdónenme yo pensé que andaba!, nos
decía Armijo. Entonces Roque le dijo: Mirá de castigo te vas a parar en la esquina de la calle, debajo de un
semáforo y ahí te vas a estar hasta que pase un carro y que te arrastre. Pero a esa hora no pasaban tantos carros
ya eran como las dos de la madrugada. Armijo estaba bien preocupado porque Roque lo había dejado ahí y
nosotros seguíamos caminando y Armijo nos decía: No, no me dejen, perdónenme, no me hagan esto y Roque le
decía: No, es que nos has fallado, nos has traicionado, has sido desleal con nosotros y ahí te vas a quedar.
¡Éramos muy amigos los tres!
Otra anécdota es cuando yo vengo de San Miguel a estudiar a la Universidad. Después de ganar dos premios de
poesía nadie me conocía todos pensaban que era un seudónimo Manlio Argueta. Yo vivía aquí por la Avenida
Independencia y ahí me ocurrió una cosa muy bonita en esta amistad que nosotros teníamos y que nos
llamábamos hermanos. Cuando se dieron cuenta que yo existía de verdad, que no era un invento, Roque y Armijo
me fueron a buscar. Me recuerdo que era un domingo y estaba yo solito y tocaron la puerta y eran ellos y como yo
ya los conocía, verdad, me quedé sorprendido de que llegaran a buscarme.
¡Ah, entonces tu eres Manlio! nosotros pensábamos que era un seudónimo, me decían. Ellos me acogieron muy
bien, eso fue allá por el año 1956. A partir de esa visita que ellos me hacen comienza una gran amistad que no se
rompió nunca.
¿Cuáles eran los temas que más le interesaban a Roque?
Con Roque nos interesábamos por la literatura, hablábamos de Vallejo, de la poesía clásica, española discutíamos
sí era importante conocerla o no. Armijo era defensor de la poesía clásica un gran admirador de Quevedo, Góngora, Sor Juana Inés de la cruz.
Roque a veces se burlaba de él porque la tendencia de Armijo era clasicista.
Roque era vanguardista, andaba en la búsqueda de la nueva poesía francesa, alemana, norteamericana y de
pronto Roque comienza a desarrollarse con más rapidez, y Roque da un salto al Roque que había venido con
nosotros, con el cual no estábamos de acuerdo como poeta, porque lo sentíamos muy panfletario, nosotros éramos
más líricos; yo estaba más dentro de la poesía social pero dentro de cierto lirismo y eso lo discutíamos, él no
estaba de acuerdo con algunas cosas. Decía que en la poesía se debían de decir cosas, plantear ideas,
pensamientos, nosotros decíamos que la poesía se tenía que decir de forma bonita y eso lo conversábamos así de
manera informal, alrededor de una mesa de café o de tragos en el bar “Lucrecia”. Éramos jodedores,
contestadores de poesía y lectores, grandes lectores.
Roque brillaba en cualquier escenario y estaba más abierto al mundo. Yo comencé a ver en Roque un espíritu más
internacionalista en cuanto al manejo de ideas y veía que él podía figurar en cualquier foro de igual a igual con los
grandes; entonces, yo decía nosotros también podemos perfilarnos hacía el exterior, el hecho de ser de un paisito
dominado por militares y antidemocrático que hecha presos a sus poetas no nos lo debe impedir, tenemos una
preparación, entonces Roque como qué nos abrió camino.
Roque podía alternar con cualquiera de los grandes como Octavio Paz, por eso se hizo fama de contestatario, porque sus ideas
chocaban un poco con las ideas de los “grandes”, pero él planteaba sus ideas con mucha seguridad.
Yo le decía a Roque ¿cómo haces, de dónde sacas el tiempo?, porque él escribía bastante y leía bastante y
trabajaba al mismo tiempo.
Roque trabajaba en una radio, pero hacíamos trampa, porque a veces no asistíamos a las fuentes nos
inventábamos las noticias. A veces estábamos tomando y le decíamos Roque ya viene el noticiero ¿cómo vas a
hacer?, mira no te vayas, empecemos a inventar noticias, ¿pero qué decimos? ¡Ah! digamos que Tirso Canales se
va a casar el próximo sábado o Roque pirateaba las noticias porque en la mañana leía el diario y de ahí sacaba las
cosas, pero lo descubrieron. Pero eso ocurrió porque andaba departiendo, andaba en foros de literatura.
¿Cuál fue la última vez que vio a Roque?
Fue después de que estuvo secuestrado, que no aparecía y que incluso decían que ya estaba muerto.
Estaba yo ahí por la parada del Mercado Cuartel esperando el bus para ir a mis clases de Derecho y me subí en
uno y ahí venía un “chero” y me llamó y me dijo: Mirá Manlio acabó de ver a Roque en este bus pero se bajó
porque había un reten, entonces yo lo reconocí, andaba todo roto, todo sucio, me pidió dinero para el bus y se fue.
A mi me parecía algo raro eso, pero también me parecía verdad porque me lo habían descrito bien y más el hecho
de que se hubiera tirado del bus.
Para ese entonces Roque ya tenía como tres o cuatro meses de haber desaparecido.
A los diez o quince días después él me mandó a llamar, entonces sí era cierto que se había escapado ahí lo
confirmé. Pero desde que apareció en el bus ya nadie lo había vuelto a ver. Roque estaba escondido en una casa
de la Colonia Dolores cerca del Zoológico por la Colonia Tanques de Holanda. Él ya había localizado a su familia.
Yo lo fui a ver y me dijo: “Fíjate que te llamo porque he decidió irme del país, me han amenazado de muerte a mí
y a mí familia, y yo considero que ya no podría vivir aquí, me han aconsejado que me vaya y la gente de afuera
me dice que me apoya. Pero yo también te aconsejó que vos te vayas, también te andan buscando, me han
preguntado por vos”
Pero yo le dije: “Mirá Roque sí te han dicho que te apoyan andate y yo como no tengo para donde irme”. Él tenía
una figura legendaria, había estado secuestrado, habían dicho que estaba muerto, salía en los diarios que titulaban
que la Madre de Roque iba a reconocer cadáveres para ver si era su hijo.
En esa casa fue la última vez que lo vi, creo que fue en el año 1964 y siento mucho que ya nunca lo volví a ver. No
obstante que él pasó por Costa Rica cuando venía de regresó a El Salvador. En diciembre de 1972 el pasó por
Costa Rica, pero yo no lo vi, sentí mucho no haberlo visto, pero no lo pude ver porque él no quiso, además él ya
venía con la misión de integrarse a la guerrilla, eso lo supe después porque mientras estuvo en Costa Rica no me
di cuenta, Ítalo López me lo cuenta después.
¿Cómo se entera de la muerte de Roque, cuál fue su reacción?
Esas es otra anécdota. En1965 yo ya estoy en Costa Rica, porque estoy un poco como retrocediendo, han pasado
10 años de que yo me inicié como poeta ganador, entonces siento que la poesía me ha traído exilio, persecución,
estoy hastiado de ser escritor y ser poeta.
Entonces, había pensado dejar eso y decidido volver a ser profesor de matemáticas, porque a mí me gustaba
mucho eso, pero tenía un problema yo ya estaba desfasado en las matemáticas y comencé a comprar libros para
refrescarme y ponerme al día. En eso estaba cuando me llegó la noticia de la muerte de Roque, por eso no se me
olvida, entonces inmediatamente regalé todos los libros de matemática que había comprado.
Antes de irme a Costa Rica había empezado a escribir una novela que sería la “Caperucita en la zona roja”, pero yo
ya había dicho que pensaba romper todo esos papeles para olvidarme de todo y dejar atrás la poesía, pero cuando
recibí la noticia de la muerte de Roque me quedé pensando y me dije: ¡Cómo es posible que matan a Roque y yo
este pensando en abandonar la carrera de la literatura por la que él ha dado su vida! ¡Si lo hago sería una traición
a Roque hoy que está muerto!
Entonces esos papeles de la novela los había dejado aquí en San Salvador y pregunté si ya los habían quemado y
me dijeron que no, y los mande a pedir porque había decidido continuar con la literatura. Pasado el tiempo con
esa novela gané un premio Latinoamericano, y eso lo agradezco a Roque primero por haber tenido el apoyo de él
y de Armijo en 1955 e integrarme en el grupo literario y luego diez años después, empujarme a continuar en la
literatura.
En esa novela escribí un capítulo en el libro dedicado a Roque, ese capítulo sentía que le daba vida al material
porque lo hice pensando en él y él es el personaje. Yo siento que el decidirme a seguir escribiendo fue una
iluminación de Roque, porque con esa novela gané y empecé a abrirme camino en Costa Rica. Roque me había
estimulado bastante, él era bien especializado en la literatura y metía mucha mística.
¿Por qué cree que en El Salvador, Roque no ha sido tan estudiado y es más conocido y valorado a nivel
internacional?
Los programas de estudio de la literatura en el país son recientes, apenas tienen unos diez años. Pero a partir
de 1994 -1995 han existido reformas educativas y aplicación en la educación, han existido buenas Ministras, todas
han sido las mejores en cada una de las administraciones. Entonces eso de que aquí no interesa la literatura eso es
un mito, lo que sucede es que venimos de cero, ni de cero, venimos del pozo, de la nada de un pozo oscuro y
profundo y hemos empezado a superar.
Las nuevas generaciones si leen a Roque, lo que pasa es que comenzaron sólo a admirarlo a convertirlo en un
mito y eso está bien pero no basta a Roque hay que leerlo y no sólo hablar bien de él, todos lo admiran, quieren
ser como él pero para eso hay que leerlo, aprender de él porque Roque es muy profundo y variado. Para un
novelista esta la obra Pobrecito poeta que era yo, para un escritor de vanguardia está “Historias prohibidas del
Pulgarcito”, “Taberna y otros lugares”, “Poemas clandestinos”.
Yo le puse ese nombre “Poemas clandestinos”, porque cuando Roque muere yo era director de una editorial en
Costa Rica, entonces descubrí ese libro que Roque le había puesto algo así como “Poemas e historia de una
lucha de clase”, yo decidí cambiarle el nombre y hacerle personalmente la carátula para luego publicárselo. La
portada de la versión original es la silueta de un soldado con un fusil.
La portada de las primeras ediciones de “Pobrecito poeta que era yo”, también yo busqué quién me la hiciera.
Primero le dije a un chileno experto en ediciones, yo le decía que tenía que ser una portada a la altura de Roque y
le di las ideas y le describía como era Roque pero no agarraba las ideas. Después le dije a José Luís Valle, “mira
vos si conoces a Roque quiero que me hagas una portada para un libro de él” y salió una portada muy linda, es un
rostro con un candado en la boca, una imagen así con el pelo liso de lado tipo Roque que toda la gente pensaba
que era él y yo me recuerdo que le agregué en la frente una palomita hecha de un cielo con nubes.
¿Usted cree que se deba a aspectos políticos e ideológicos que no se impulse la obra de roque?
No, al contrario, si se está promoviendo de parte de CONCULTURA la obra completa hoy se regala y es texto en
todos los centros escolares, la perspectiva está muy buena, no podemos dar el salto de un solo, de pronto vamos
a dar el salto a la luz.
Se coloca al público “Poemas clandestinos”, hemos logrado romper ciertos prejuicios ideológicos con la literatura,
pero tenemos las bases endebles y los resultados van en camino.
* Entrevista publicada en el Suplemento Cultural de Contrapunto, mayo 2008.