Poema escrito por Álvaro Rivera Larios el 10 de mayo de 2019. Madrid, España
(a Juan José)
Tus errores ya pertenecen
a la historia de nuestra ciudad
y esas virtudes tuyas,
tan pegadas a otra época,
no acabamos de entenderlas.
Nuestros errores y los tuyos
ahora son una extraña familia
Como buenos hijos que somos
del materialismo vulgar,
seguimos sin comprender
tu vida después de la muerte.
Sos una paradoja, poeta,
por lo tanto, desde 1975,
no tenemos tu cuerpo;
desde 1975, tus días
abruptamente dejaron de crecer,
pero, a pesar de todo,
terco, seguís estando aquí.
Tu ausencia, a estas alturas,
falta del centro de una lápida,
ya no es tan solo pérdida,
también es una gran casa.
Y si de tal estancia hablamos,
estarás de acuerdo conmigo
en que las mejores discordias
siempre son las familiares.
En los noventa quemamos
un muñeco de paja
al que pusimos tu nombre.
A tu primera muerte
quisimos sumarle otra.
En otra cultura, con más sutileza,
tu segunda vida sobre la tierra
no sería vista como un obstáculo.
Nuestro aburrido racionalismo
nuestra filosofía de la historia,
desconfían de la leyenda, no
se asombran cuando en la línea
de la muy documentada realidad
una persona de carne y hueso
da el salto y se transforma en signo.
Supusimos que para nacer,
literariamente hablando,
había que negarte tres veces
y te negamos cuatro veces.
Tu segunda vida ha confirmado
ser más fuerte que todos esos
poetas pedantes que hablan
con voz grave de tus malos versos.
Tu tercera vida se aproxima
y aún no sabemos por dónde viene.
Y como no podía ser de otra,
nuestra propia muerte se acerca
y empiezo a sospechar que vos
seguirás estando aquí,
cuando ya no estemos nosotros.