El asesinato de Dalton

Por David Hernández (*)   

SAN SALVADOR – La muerte de Roque Dalton García (San Salvador, 14 de mayo de 1935 – San Salvador 10 de mayo de 1975) es uno de los tantos claroscuros de nuestra historia nacional, que mientras no sean esclarecidos en su totalidad, seguirán pesando como un lastre en la conciencia colectiva del país.

Se trata de un caso tan complejo y complicado como compleja y complicada es la historia de este país. En todo caso, fue un asesinato a sangre fría, con premeditación y alevosía, provocado por diferencias políticas, celos de protagonismo y hasta cierta dosis de esa línea antipoeta que tanta tradición acumuló en el seno de la izquierda salvadoreña y latinoamericana.

Ejecutado por sus mismos compañeros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) acusado, según el pasquín distribuido en la Universidad Nacional el 27 de mayo de 1975, de ser agente de la CIA. Su historia, de no haber sido el poeta que fue, hoy sería simple olvido. Sabemos sin embargo que se trató de una decisión apurada por las difíciles condiciones de clandestinidad y compartimiento que vivían los grupos de izquierda en esas fechas y que su asesinato se dio en el marco de una disputa de hegemonía del poder dentro del ERP que se terminó librando a tiro limpio. Prueba de ello es la condena a muerte que el ERP dicto contra todos los miembros escindidos de dicho movimiento guerrillero a raíz de esta pugna de poder, agrupados en la Resistencia Nacional (RN).

De lo que sabemos, a través de diferentes testigos oculares y testimonios de participantes, podemos reconstruir que el autor intelectual de dicho crimen fue Edgar Alejandro Rivas Mira, alias Sebastián Urquilla, quien era el máximo dirigente del ERP en ese entonces, y que el autor material de los disparos contra el poeta fue Joaquín Villalobos, alias René Cruz en ese tiempo y más tarde alias Comandante Atilio, acompañado de Jorge Meléndez, alias Jonás.

En 1970 Rivas Mira está en La Habana, en los prolegómenos de la fundación del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), nombre que va a tomar del movimiento guerrillero urbano argentino, de tendencia trotsquista, fundado por el legendario Mario Roberto Santucho. Ahí encuentra a su primo Carlos Rico Mira, quien ha sido enviado por Fabio Castillo como parte de un embrión guerrillero a recibir entrenamiento militar a Cuba; a Roque Dalton, y a Salvador Cayetano Carpio, quien ya ha fundado, el 1º. De abril de 1970, las Fuerzas Populares de Liberación «Farabundo Martí» (FPL).

¿Qué es lo que se cuece ese año en La Habana? Barbarroja Piñeiro intenta integrar a Rivas Mira a las FPL, pero lo más que logra es que se entreviste con Cayetano Carpio, «solo para oírlo», según Rivas Mira, en un sordo monólogo de Carpio explicándole su proyecto guerrillero. Respecto a Dalton, Cayetano rechazó su incorporación a las FPL, no por cuestiones personales sino por «sanidad ideológica», pues para Carpio todo intelectual era un traidor en potencia. De ahí que Barbarroja impuso a Dalton al movimiento guerrillero de Rivas Mira en calidad de asesor político.

Tanto el fallecido Carlos Rico Mira, alias Pancho, primo de Alejandro Rivas Mira, y miembro de la RN así como el militante del ERP Miguel Santacruz (nombre ficticio ya que aún vive y puede dar testimonio de estos acontecimientos), coinciden en la descripción de los hechos del asesinato.

El qué, el porqué, el quién y el dónde es en última instancia secundario en este desenlace sangriento, que tiene todos los ingredientes de una clásica tragedia griega, en el sentido de que el bien se confunde con el mal y no podemos distinguir lo bueno de lo malo en su torbellino absurdo.

Tanto Villalobos como Meléndez, independientemente de sus avatares actuales, fueron protagonistas de primera línea durante el conflicto fraticida que vivió nuestro país, convirtiéndose en dos destacados líderes militares y en brillantes estrategas de las fuerzas insurreccionales agrupadas en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).

De Edgar Alejandro Rivas Mira, alias el Gran Capitán, se sabe que luego del asesinato de Roque Dalton pactó su salida del ERP y del país a cambio de una millonaria suma de dinero, y que su peregrinar posterior incluye una operación de cirugía plástica en el Hospital Calixto García de La Habana, por los mismos especialistas cubanos que le transformaron los pómulos faciales y el entrecejo a Roque Dalton antes de su ingreso clandestino a El Salvador el 24 de diciembre de 1973. A Rivas Mira se le ubicó en numerosos países; el año pasado se confirmó su retorno al país, al parecer gravemente enfermo. Se trata, en todo caso, de una esfinge egipcia, un personaje lleno de enigmas y secretos, que están en el origen de la lucha insurreccional de nuestro país. Comenzando por su misterioso paso por Cuba luego de haber asesinado a Roque Dalton.

Tendremos futuro como nación si logramos trascender tragedias como la de Roque Dalton, solo así podremos ubicarnos sobre el nuevo destino de país que todos, independientemente de nuestras fobias y simpatías, deseamos.

(*) Tomado de La Opinión de Los Ángeles

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