Por Luis Amaury Rodríguez Ramírez
El silencio del monte va, preparando un adiós…**
Este 10 de mayo de 2010 pasado, un sol amargo se levantó sobre América, la que con todo su ser pensara a ese bardo, hijo de entrañas que se llamó Roque Antonio Dalton García.
Casa de las Américas ha distinguido la obra del vate con varias publicaciones, y sus esfuerzos repercuten en el impulso insuflado a un ánimo distinto en la juventud cubana actual interesada en la Literatura.
A veces, investigar en un pueblo de provincia puede convertirse en algo devastador y cansón, más si se trata de un poeta como Roque Dalton, a quien muchos conocieran de pasada, en una lectura de poemas, o solo a través de su obra. La pesquisa de marras, de 20 jóvenes (entre 18 y 35 años) encuestados –respecto al conocimiento que tienen algunos de ellos vinculados a instituciones de Cultura en Pinar del Río, Cuba–, arrojó que el 20% tienen pleno y total conocimiento sobre la vida y obra del poeta salvadoreño; el 30% sostiene que lo conocen parcialmente y el 50% que les resulta totalmente desconocido. A la pregunta de si lo consideraban un cubano más, el 70% negaba tal consideración, un 15% se manifestó a medias, y otro 15% afirmó su cubanía. Al indagar si consideraban que la obra del bardo era conocida por la juventud pinareña, el 65% lo negó, otro 35% respondió que parcialmente.
Así mismo encuestas aplicadas a seis especialistas vinculados a editoriales, trabajo con jóvenes en universidades, o dedicados a la Literatura develaron que la mitad de ellos se abstuvo de criterio, sosteniendo que conocía la obra pero no la vida del poeta, otros dos apoyaron esas respuestas y añadieron que lamentablemente no era un problema de la juventud –asociada o no a las instituciones referidas–, sino que la lectura es un problema que poco a poco se ha generalizado, pues en la actualidad disminuye el interés por ésta, y cada persona vinculada al desarrollo cultural de su localidad o región, debe ser por excelencia un promotor de la misma.
Amén de los ingentes esfuerzos de la editorial Casa de las Américas por lograr promover la vida y obra del escritor salvadoreño (así como de otras figuras de Latinoamérica y el Caribe), persiste el desconocimiento sobre una poética que debería extender aún más sobre sus dos patrias: El Salvador y Cuba.
In memoriam, será…***
No obstante, personas como Raúl Tortosa, Jorge del Valle González y Carlos Martínez Malo, escritores todos de mayor edad y que tuvieron la suerte de compartir con Dalton algunos momentos durante sus recitales, conversatorios, por interés o coincidencia, dieron sus criterios sobre el poeta.
Jorge del Valle González, al respecto de qué conocimiento tenía sobre Roque Dalton, sostiene: Lo conocí personalmente, estuve en dos de sus lecturas. Una la dio en la Biblioteca José Martí y la otra la hizo allí donde estuvo anteriormente el Ministerio del Interior, en el edificio que está en L y 21, además, hizo todo un conversatorio muy dinámico, muy interesante. (…) él sinceramente, estaba muy politizado, tenía intereses en la situación de su país, que vivía bajo una dictadura, la situación era crítica allí, la revolución estalló, o más bien, la rebelión, no la revolución, la rebelión estalló y entonces él estaba muy permeado por esa circunstancia, y eso que mucho de lo que él escribió tiene ese toque.
Raúl Tortosa suma criterios coincidiendo en: leí su obra bastante, eran tiempos en que hubo muy buenos poetas extranjeros viviendo en Cuba, eran momentos de fervor revolucionario y Roque se sumó a eso, ya traía su espíritu de guerrillero y escribió muy buena poesía, pero le interesaba mucho el teatro…
Carlos Martínez Malo, refiere: me puse a […] recordar porque son más de 40 años, el encuentro, como por los 60, fue en una parada de ómnibus, él estaba comprando periódicos y cuando lo veo, enseguida lo reconozco, me le acerco y le digo: ¿usted es Roque Dalton, verdad? Él sorprendido respondió: ¿y usted cómo me conoce?, entonces le expliqué que a través de un amigo que había comprado el libro (El turno del ofendido), lo conocíamos también por una obra de teatro suya que pasaron por la televisión, algo sobre el origen de los Dalton, extendió su mano y se fue tal como había llegado. A mi me pareció un hombre muy sencillo, de pueblo, pero con una vasta cultura…”
¡Allá de los desnudos!
Roque permanece(rá) en la memoria de todos los que han tenido, tuvieron o tendrán encuentros con sus versos como una red sin retorno, una manera de envolverse en el lirismo, el sarcasmo, lo diferente, sus altos y bajos que están siempre arriba, por cuanta herida abierta ha dejado su poesía y por una América Latina que no olvida; qué contradictorio ese revolucionario ante quien uno debe inclinarse por respeto.
El deseo de volver a la guerrilla, al combate, mantuvo a Roque Dalton, tan atado a su Revolución como a la poesía, el exilio no fue sino un pretexto, otro modo de sentir y seguir la lucha, escribiendo, participando, involucrándose, porque a pesar de la vida, aquel era su lugar. Ahora al conmemorarse el 35 aniversario de su desaparición física en oscuras circunstancias, la poesía y el apellido Dalton, recorren el mundo en una búsqueda necesaria e incansable de justicia que un día llegará.
Para qué repetir la historia que todos conocen, que persisten las malditas circunstancias, que nadie quiere ser culpable y lo son todos, porque un hombre es solo diferente cuando se atiene con el alma a sus principios y se implica, aunque en ello le vaya la vida.
*Dalton, Roque, La ternura no basta: Poema Tormenta, VI (Lunes), Edit. Casa de las Américas, La Habana, 2004, pp.22-27
**Texto de la Canción Fusil contra fusil, de Silvio Rodríguez
***Ibídem
Luis Amaury Rodríguez Ramírez es cubano (Pinar del Río) escritor e investigador. Colaborador de ContraPunto