Los dilemas del poeta

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En su momento, ¿habría Dalton apoyado las negociaciones de paz? ¿Habría estado entre el grupo de veteranos que firmaron el acta que convirtió al Frente en un partido político?

Por Miguel Huezo Mixco

Imaginemos por un momento que al poeta Roque Dalton se le hubiese dado una inmortalidad distinta de la que ahora goza, que le permitiera sortear las celadas de su asesinato y llegar hasta nuestros días, sano y salvo, convertido en otro número estadístico, apremiado por las urgencias del diario vivir. ¿Cuáles podrían haber sido sus dilemas?

En su momento, ¿habría Dalton apoyado las negociaciones de paz? ¿Habría estado entre el grupo de veteranos que firmaron el acta que convirtió al Frente en un partido político?

¿Habría sido candidato a diputado y ganado un escaño en la Asamblea? ¿Se habría escindido del FMLN y apoyado el Pacto de San Andrés, como lo hicieron los demás miembros de la organización a la que pertenecía? Para usar una de esas caricaturas de nuestro periodismo, ¿habría sido ortodoxo, o renovador?

Al finalizar la guerra, ¿se habría quedado en El Salvador? ¿Habría vuelto a Cuba? ¿O habría apuntado la nariz hacia Estados Unidos, como uno de esos ‘hacelotodo’ de su célebre poema? De haberlo hecho, ¿hubiera solicitado una visa de turista en la embajada? En el supuesto de que se quedara en el país, ¿habría renunciado a la política partidista?

Con toda seguridad, Dalton habría seguido escribiendo poemas, ensayos y artículos. En este caso, después de llevar a la poesía hasta los extremos rugosos del panfleto y la pedagogía política, ¿qué rumbo habría tomado? ¿Habría vuelto los ojos hacia el soneto?

¿Habría exigido una pensión del Estado, o del Partido, para seguir su obra literaria?

Aquel escritor polémico e imaginativo, ¿habría renunciado a publicar en su propio país? En caso contrario, ¿en cuál de los periódicos nacionales lo habría hecho?

¿Habría asistido a las entrevistas de televisión a opinar sobre la actualidad nacional e internacional?

¿Habría concurrido a las exposiciones de arte o lecturas de poesía de sus amigos, participado como jurado en competencias de atletismo literario, admitido doctorados ‘honoris causa’, ingresado a la Academia Salvadoreña de la Lengua, o aceptado el pergamino de Hijo Meritísimo de El Salvador?

Es imposible pensar en todos los dilemas de los que se ha salvado. La vida bien puede verse como un arriesgado acto de acrobacia, llena de pequeños corajes. Los dilemas que Dalton vivió en su tiempo posiblemente los atravesó como quien pasa rápidamente una calle intentando no ser atropellado por un carro, sin la gestualidad épica que ahora se le atribuye. El vértigo del presente es así.

Desde tiempos inmemoriales existe una necesidad de que haya seres contemporáneos a todos los hombres y mujeres, que participen de nuestros afanes y que nos ofrezcan respuestas a las preguntas que nos hacemos mientras perdemos el tiempo haciendo ante sala frente a la puerta de un burócrata.

Borges creía que la inmortalidad entraba en el campo de la magia. El poeta solía recordar una antigua fábula china, la de un taoísta que buscaba el elixir de la inmortalidad y que cuando lo consigue, descuidado, vuelca el vaso que lo contiene en el patio de su casa, que estaba lleno de gallinas. Las gallinas beben el licor e inmediatamente alzan el vuelo y se pierden entre las nubes. 

Pero las gallinas no vuelan. Los muertos no resucitan. La inmortalidad es un acto de magia.

 

* Este artículo fue publicado originalmente en ElFaro.Net en la dirección: http://losblogs.elfaro.net/elamigoimaginario/2015/03/dilemas.html

* Ilustración atribuida a Christian Schloe

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