
El turno del ofendido. Una analogía de la obra de Roque Dalton en nuestro tiempo
Sé que la analogía no será del agrado de aquellos que solo utilizaron la imagen de Roque Dalton como un simbolismo de su desnutrida y obsoleta ideología
Sé que la analogía no será del agrado de aquellos que solo utilizaron la imagen de Roque Dalton como un simbolismo de su desnutrida y obsoleta ideología
Dos poemas de sendos escritores «comprometidos» reconocen la influencia insoslayable del peruano en la revolución de la expresión humana.
Roque Dalton supo utilizar el humor como pocos. A 45 años de su muerte y a 85 de su nacimiento, recordamos que su militancia, amores, amigos, desgarraduras y hasta su propio cuerpo cabían en su poesía cuando ingresaban por la mueca de su risa.
Fue un largo camino el que recorrió el poeta salvadoreño -desde La ventana en el rostro y El turno del ofendido (con su vital bisagra en Taberna y otros lugares) hasta Un libro rojo para Lenin, pero sobre todo hasta Historias y poemas de una lucha de clases- para lograr, como dice el cubano Víctor Casaus, que militancia y poesía no sean dos oficios diferentes sino complementarios.
el poeta de la modernidad en Dalton, aparece como redefiniendo su campo parado frente a una escultura cuya validez aún no está resuelta, atravesado por la realidad de una Americalatina descompuesta en pequeños países fragmentarios y bajo el dominio de violentas dictaduras. Se erige en el “custodio de lo abierto”.
Por Rafael Lara Martínez Roque Dalton retoma las diez (10) bombas que —a la letra— transcribe en su obra más popularizada. Esa recitación sin cita no sólo demuestra el amplio arraigo de las «Historias prohibidas» en la bibliografía nacional precedente Uno de los libros más leídos y comentados de Roque Dalton (1935-1975) se intitula «Historias
Debo ser más preciso: Salarrué y Dalton, tal como se abordan ahora, son personajes que traspasan las fronteras literarias para convertirse en encrucijadas vitales de eso que llamamos nuestra cultura.
Me he dedicado al estudio de su obra por el mismo motivo por el cual me he dedicado también a la obra de dos de los otros grandes escritores de la lengua española: Miguel de Cervantes y Francisco de Quevedo.
Con esta farsa Daniel Ortega abrió la sepultura de aquella admirable Revolución Sandinista y cavó varios metros más abajo y en vez de tierra le echó cemento forzado
Aurora Giammattei fue el juez que absolvió en enero de 2012 al exdirector de Protección Civil, Jorge Meléndez, y al exguerrillero, Joaquín Villalobos, por el caso del asesinato del poeta revolucionario, Roque Dalton.