Para nadie es un secreto: la cultura y la justicia están divorciadas en El Salvador, y este secreto a voces se maneja de la peor manera con sus hijos, los ciudadanos.
Mientras los testigos oculares se obstinen en un juego semántico de decir las cosas a medias, aún no se aclaran los detalles materiales del asesinato de Roque Dalton.